Por Raúl López Parra
Sergio Pitol llegó a China por primera vez en 1961 con el objetivo de entrevistar a intelectuales y escritores chinos para un programa de Radio Universidad de la UNAM —donde estudió y fue profesor—, atendiendo un encargo del dramaturgo Max Aub.
En esos tiempos el presidente mexicano, Adolfo López Mateos, pensaba establecer relaciones diplomáticas con China, pero no fue posible debido a la presión que ejerció el gobierno de Estados Unidos.
Pitol, quien tenía 28 años, se instaló en Pekín (Beijing), entonces colmada con casas tradicionales interconectadas en callejones conocidos como hutong. Un panorama urbano distinto a los rascacielos que dominan el paisaje moderno de hoy. Su estancia se prolongó por ocho meses (entre 1961 y 1962) gracias a que recibió la invitación para trabajar como “experto extranjero” en la revista China Reconstruye (actualmente China Hoy), editada por el gobierno chino.
Su labor en la revista, que consistía en corregir libros de escritores chinos clásicos y contemporáneos traducidos al español, le permitió adentrarse en el círculo académico e intelectual y conocer autores como Lao She, a quien había leído en traducciones de sus obras al italiano y francés. Con ayuda de un intérprete, Pitol le entrevistó en su casa en un hutong, donde conoció su “fenomenal biblioteca” y su “hermoso jardín”.
El escritor mexicano fue un espectador asiduo de la Ópera de Pekín — a la que calificó como un “espectáculo alucinante”—. También quedó deslumbrado por la belleza de El Templo del Cielo y El Palacio de Verano, los cuales serían destinos obligados en sus visitas posteriores.
Sergio Pitol vivió la etapa final de la China de las Cien Flores, descrita por los escritores franceses Simone de Beauvoir en su libro La larga marcha y Claude Roy en Claves para la China. La Campaña de las Cien Flores fue el momento en que Mao Zedong incentivó el debate y las críticas para promover el desarrollo de las artes y las ciencias de forma libre. A Pitol le tocaron sólo dos meses de ese periodo que languidecía y que había iniciado en 1957. Pronto vendrían las señales de que el ambiente estaba por cambiar drásticamente.
En el plano internacional, la China de Mao tenía diferencias con la Unión Soviética de Nikita Khrushchov, al que acusó de revisionista por su alejamiento de la ideología marxista-leninista.
En lo doméstico, China inició un política de cierre hacia las ideas provenientes del extranjero. Las constantes tertulias que Pitol sostenía con los intelectuales chinos, en su mayoría protegidos de Soong Ching Ling, viuda de Sun Yat-sen —el primer presidente de la República de China tras la caída de la dinastía Qing—, comenzaron a apagarse. Algunos literatos fueron expulsados de la Asociación de Escritores por diferencias políticas. Era apenas el principio de lo que derivaría en la Revolución Cultural. El escritor mexicano no se sentía a gusto con lo que estaba pasando y salió de China sin terminar su contrato de trabajo con la revista por dos años.
Cuatro años después, en Italia, Sergio Pitol se enteraría en los periódicos de la trágica muerte de Lao She, quien en circunstancias nunca esclarecidas se había suicidado en el lago Taiping, tras sufrir vejaciones a mano de los guardias rojos, quienes habían destruido su casa y quemado sus libros. Como él, varios intelectuales habían sido vejados y castigados durante la Revolución Cultural. A Pitol la noticia le afectó mucho. Pensó que jamás regresaría a China. Sin embargo, China le buscaría de nuevo.
En 2005, el escritor nacido en Puebla en 1933 y convertido desde joven en ciudadano del mundo por su vocación de trotamundos, recibió el Premio Cervantes, el más importante reconocimiento de las letras en lengua española. Tras ser galardonado su agenda se saturó de compromisos y presentaciones internacionales. Entre todas las invitaciones recibidas atrajo su atención la proveniente de una tierra conocida: el Instituto de Literatura Extranjera de la Academia China de Ciencias Sociales le invitaba a dictar una conferencia magistral en Beijing sobre Miguel de Cervantes, además de una serie de presentaciones y la firma de dos de sus libros, La Vida Conyugal y El Arte de la Fuga, que habían sido traducidos al chino. El maestro aceptó.

“Pitol quería reencontrarse con el único país al que no había vuelto desde que inició su aventura errante por el mundo en 1953, cuando era un joven que estaba por cumplir los veinte años y zarpó hacia Cuba, y cuando, sin ser del todo consciente, estaba quemando sus naves para iniciar veintiocho años de viajero, que no de turista (…)”, narra la periodista Pilar Jiménez, quien entrevistó al escritor sobre sus viajes a China (2011).
En junio de 2006, tras 45 años desde su primera visita y con 73 de edad, Pitol regresó a Beijing. Descubrió un mundo nuevo. Atrás habían quedado los trajes grises estilo mao. Los jóvenes vestían de múltiples colores y con variedad de estilos. El escritor estaba sorprendido, atónito de felicidad por conocer a esta China moderna “donde la juventud asomaba a todos los temas con una curiosidad difícil de ver en otros países. Eso y mucho más rejuvenecía a la China que yo había abandonado en 1962”, según él mismo narró.
Su retorno a Beijing fue una oportunidad para que la familia literaria china se reencontrara con un viejo amigo. Pitol fue recibido por Chen Zhongyi, director del Instituto de Literatura Extranjera de la Academia China de Ciencias Sociales, y un promotor de la literatura mexicana, quien hizo su tesis doctoral sobre la Literatura de la Onda. La profesora Zhao Ying, esposa de Chen, tradujo al mandarín de La Vida Conyugal y El Arte de la Fuga. Los libros fueron presentados en varios foros, entre ellos, la célebre librería de Wangfujing, donde el escritor mexicano firmó ejemplares y convivió con sus lectores.
“Aquel verano de 2006, Pitol fue el autor extranjero más reconocible en los círculos literarios y universitarios de Beijing”, según reportó Pilar Jiménez. A los actos literarios se dieron cita hispanistas chinos, estudiantes de español, investigadores, diplomáticos y periodistas, además de las múltiples cenas ofrecidas en su honor, recuerda el diplomático Alejandro Pescador en su crónica sobre la estancia de Pitol en Beijing (2013).
En la Universidad de Xi An, Pitol ofreció una conferencia magistral en el Congreso de Literatura y Viaje, donde contó sus aventuras por Cuba y habló de su malestar físico que le dificultaba pronunciar palabras.
De hecho, durante su estancia en Beijing, Pitol aprovechó para someterse a un tratamiento de acupuntura con la doctora Liu Zhaohui, de la Academia de Medicina Tradicional China. El eterno viajero padecía una afasia primaria progresiva no fluente, que le fue diagnosticada dos años después recibir el premio Cervantes. Esta enfermedad causa un deterioro progresivo del lenguaje debido a un proceso neurodegenerativo. Gracias al tratamiento de la doctora Liu, el maestro pudo articular las palabras ofrecidas en sus conferencias. Como él mismo lo expresó, se había reencontrado con China “en el viaje de su vida porque era el viaje del eterno retorno”. Y en efecto, retornaría a tierras orientales cinco años más tarde.
En 2011, Sergio Pitol cruzó por tercera vez el Océano Pacífico ahora como parte de una delegación de la Universidad Veracruzana —su lugar de trabajo hasta sus últimos días— para acudir a la Universidad de Ciencia y Tecnología de Chongqing y abrir el Centro de Estudios de México y América Latina, el cual lleva su nombre. El acto fue un homenaje al diplomático, al hombre de letras, a la persona que se había convertido en un puente cultural entre México y China. Era el primer centro latinoamericano con estas características que se abría en China. Por su conexión con el país asiático, el periodista colombiano, Andrés Bermudez, le llamó “el más chino de los escritores latinoamericanos”.
Algunos se han preguntado, dónde se encuentra la influencia de China en su literatura. ¿Por qué no escribió un libro sobre sus vivencias en este país? En El Arte de la Fuga se menciona a Pekín tres veces, sólo para consignar que alguna vez vivió ahí, y sus referencias sobre el país asiático, en la misma obra, le ocupan sólo cinco menciones. No obstante, la presencia de China en su literatura es sutil; está detrás de su proceso creativo.
“Al realizar mi último libro, Memoria 1933-1966, comencé a recordar el año que viví en Pekín y todas las experiencias a las que gran parte de mi obra debe tanto”, recuerda Pitol en su Discurso para China (2011), presentado en Chongqing.
“(…) mi literatura cambió a partir de ese viaje (a China), admitió el maestro en entrevista con Pilar Jiménez.
Durante su estancia en Beijing, por las noches, de nueve a dos de la mañana, Pitol escribió una novela situada en Tepoztlán, con personajes mexicanos. Guardó el texto que se extravió en un viaje a Varsovia. Posteriormente él considero que esa novela era común y corriente.
“A partir de ese momento intenté escribir distinto; salí de las inepcias del realismo mágico, me interesé definitivamente por la forma, y comencé a narrar de manera más artística, algo que tenía que ver con lo que estaba leyendo y viendo en China, ya en otro espacio con una visión oblicua y onírica”. Una alusión cifrada sobre China se encuentra en el cuento “Hacia Occidente”, donde habla del país sin mencionarlo.
Además de visitar Chongqing, en ese tercer viaje de 2011, Pitol sostuvo un diálogo con dos de los más grandes escritores chinos Yan Lianke y Liu Zhenyun en la Universidad Renmin. En la Universidad de Estudios Internacionales de Beijing compartió con estudiantes chinos que estudian español y en el Instituto Cervantes de Pekín ofreció una conferencia en la que rememoró sus vínculos con China. Para entonces, la palabras de Pitol ya no salían de sus labios, sino de sus textos. Debido a su enfermedad, sus conferencias en los distintos eventos literarios fueron leídas por profesores y alumnos.

Esteban Zottele, representante de la Universidad Veracruzana en China, y quien acompañó a Pitol durante su último viaje, recuerda la sonrisa que se dibujaba en el escritor cada que se encontraba con lugares que había visitado hacía décadas.
“Cuando realizamos la actividad en la Universidad de Renmin, se me ocurrió reservar una habitación para Pitol en el Hotel de la Amistad. Cuando llegó se emocionó porque fue en el mismo lugar donde se había hospedado hace 50 años. Lo hicimos por casualidad”, comenta Zotelle y agrega que quizás no fue una coincidencia, sino un yuanfen, concepto chino que alude al destino o la conexión entre personas y lugares.
“En éste, mi tercer viaje a China, cincuenta años después del primero,me alegra encontrar un país pujante, de gente feliz, enorme. Se trata de una civilización que se ha mantenido e incrementado a lo largo de varios milenios y que, estoy convencido, así seguirá por muchos siglos más. El hombre ha dejado de ser la medida de todas las cosas, no sólo no crea ni domina su realidad sino que de pronto ésta deja de serle comprensible”, comentó Pitol en ese viaje.
En su viaje final, el que todos haremos algún día, alumnos chinos que realizan un intercambio en la Veracruzana, le dieron al escritor el último adiós. Ellos son el símbolo de la amistad y el afecto que Pitol siempre tuvo por China.
Fuentes:
Jimenez, Pilar (2011) “Sergio Pitol en China Un viajero y su fuga” (en línea) Revista de la Universidad de México. Nueva época. Agosto 2011 No 90. (Consulta:15 abril 2018). http://www.revistadelauniversidad.unam.mx/9011/jimenez/90jimenez.html#a
(Consulta:15 abril 2018).
Pitol, Sergio (2012) “Discurso China” (en línea) Revista Orientando Temas de Asia Oriental, Sociedad, Cultura y Economía. Año 2. Número especial, febrero 2012. Xalapa, Veracruz, México. https://www.uv.mx/chinaveracruz/files/2013/02/5_NumEsp_DiscursoParaChina_SergioPitol.pdf
(Consulta:15 abril 2018).
Pescador, Alejandro (2013) “Sergio Pitol. El Mago de Beijing” (en línea) Revista de la Universidad de México. Nueva época.2013 No 110. http://www.revistadelauniversidad.unam.mx/articulo.php?art=351&publicacion=15&sec=Art%C3%ADculos (Consulta:15 de abril 2018).
Zotelle, Aníbal (2012) “Presentación. Número Especial dedicado a Sergio Pitol” (en línea). Revista Orientando Temas de Asia Oriental, Sociedad, Cultura y Economía. Año 2. Número especial, febrero 2012. Xalapa, Veracruz, México.
https://www.uv.mx/chinaveracruz/files/2013/02/2_NumEsp_Presentacion.pdf (Consulta:15 de abril 2018).