Entre Amlovers y Amlohaters ¿Por qué López Obrador ganaría la elección presidencial?

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Haciendo a un lado las filias y fobias que suscita la figura de Andrés Manuel López Obrador, a 30 días de la elección presidencial y tras el segundo debate —con una candidata menos— es posible realizar un ejercicio de prospectiva política considerando 11 criterios de análisis.

Hablar de una eventual victoria del candidato de Morena —si es que se registra una jornada electoral libre, sin compra ni coacción del voto— no se trata de una clarividencia, ni mucho menos de una profecía. El ejercicio de prospectiva es una apreciación del contexto presente utilizando datos del pasado para proyectar la tendencia hacia el futuro.

Esta metodología está inspirada en el modelo de análisis de Allan Jay Lichtman, investigador en Ciencia Política, autor del libro “Predicting the Next President The Keys to the White House”, quien predijo la victoria de Donald Trump cuando la mayoría daba por hecho el triunfo de Hillary Clinton, y quien ha acertado en sus pronósticos presidenciales en Estados Unidos desde 1984.

Lichtman considera que las elecciones presidenciales son, en primera instancia, un referéndum sobre el desempeño del gobierno en funciones, y que las campañas políticas, los debates en televisión, las coberturas noticiosas, recaudación de fondos y estrategias partidistas cuentan virtualmente poco el día de la votación. Los verdaderos temas que cuentan son los problemas que ya están en la agenda pública y cuyos resultados ya son conocidos por el electorado.

Para analizar el caso de México sólo se ha retomado el planteamiento general de Lichtman, ya que sus criterios de análisis no aplican al sistema político mexicano, considerando el hecho de que el sistema bipartidista de Estados Unidos permite un mayor nivel de predicción. De este modo, se ha construido un esquema de análisis ad hoc para proyectar las tendencias.

El ejercicio de prospectiva (que puede ser perfectible) consiste en 11 criterios redactados como afirmaciones que aceptan una respuesta positiva o negativa.

Los cinco primeros criterios miden la probabilidad de que el partido en el gobierno, el Revolucionario Institucional (PRI), repita en la Presidencia. Si la mayoría de los criterios son respondidos de forma negativa, se proyecta que el partido en el poder perderá las elecciones.

El criterio 6 proyecta el escenario de la competencia electoral para determinar qué tan cerradas son las elecciones. Al día de hoy la distancia de intenciones del voto entre el candidato puntero, López Obrador, y el segundo lugar, Ricardo Anaya, oscila en 15 puntos en promedio, una brecha que podría reducirse en la recta final de la contienda, pero no sería suficiente para revertir el resultado a juzgar por las proyecciones, dado que el voto anti-AMLO se encuentra dividido entre los seguidores de los otros tres candidatos: Ricardo Anaya (PAN,PRD, PMC), Jose Antonio Meade (PRI, PVEM, PNA) y Jaime Rodríguez Calderón (Independiente).

Los criterios del 8 al 10 proyectan las probabilidades de que el candidato opositor logre la victoria, si la mayoría son respondidos afirmativamente. En todos los criterios las respuestas fueron positivas para AMLO.

Finalmente, el criterio 11 de Imprevisibles, es el factor que podría cambiar radicalmente la tendencia que perfila el triunfo de López Obrador. Los fenómenos imprevisibles que no se encuentran en la agenda pública, por definición, escapan a la observancia de todos los actores y pueden modificar las preferencias electorales en los días previos a la elección, (ver el punto en cuestión).

11 Criterios para proyectar al próximo presidente

  1. Popularidad del presidente

El presidente en funciones goza de buena popularidad (No)

La popularidad del presidente en funciones es un factor clave tanto para impulsar al candidato del mismo partido como para afectarlo, si es que el ejecutivo no goza de la estima de los ciudadanos. Este es el caso de Enrique Peña Nieto, quien registra una desaprobación del 70% por ciento en números redondos, el peor presidente calificado desde que se realizan estas mediciones. Los escándalos de corrupción, el repunte de la inseguridad, el incremento de los precios de la gasolina son algunos de los factores que han mermado su popularidad. 1

  1. Economía corto/largo plazo

    El país atraviesa por un buen momento económico (No)

La percepción de la economía se mide en los bolsillos de las personas. Si bien la inflación registra un descenso y a precios de abril se ubicó en 4.55%, esto no refleja el poder de compra de los ciudadanos, ya que en 2017 se registró un aumento de precios del 6.7%, el más alto en 17 años.2 Para explicarlo en términos simples, hoy día el kilo de huevo blanco se vende en 28 pesos en la Central de Abastos de la Ciudad de México, mientras que en 2017 se vendía en 24.60.3 Hay menos inflación pero los precios de 2018 ya son más altos de los que teníamos el año pasado.

El desempleo se ubica en niveles bajos en términos generales, con una tasa del 3.7, según proyecciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), sin embargo, la calidad de los trabajos es cuestionada por los magros salarios y largas jornadas laborales.4 Además, la mayoría de los trabajadores mexicanos labora en la informalidad, esto es el 56.7% de la Población Económicamente Activa, que equivale a 30.2 millones de personas, según datos del INEGI.5 La informalidad es el principal empleador de México.

La incertidumbre por la negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte es otro factor que presiona a la economía mexicana. El acuerdo entre México, Estados Unidos y Canadá está lejos de concretarse y esto ha impulsado el repunte del dólar que se ha vendido hasta en 20 pesos, el nivel más alto registrado desde marzo de 2017. 6

El crecimiento económico del país se ha mantenido en tasas del 2 al 3% del PIB, insuficientes para la demanda de la población. Al 2016, los mexicanos que vivían en situación de pobreza sumaban 53,4 millones de personas. El número de pobres ha crecido en 9 millones, comparado con los datos de 2008, de acuerdo a las cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL).7

  1. Seguridad

Los índices de criminalidad son bajos (No)

Las tasas de criminalidad han repuntado en prácticamente todo el país. Durante 2017, los delitos subieron en 22 de las 32 entidades del país y la incidencia total delictiva a nivel nacional tuvo un crecimiento superior al 10 por ciento, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). La organización Semáforo Delictivo detalló que durante 2017 se registraron 25 mil homicidios, de los cuales, el 75 por ciento fueron ejecuciones a manos del crimen organizado, la tasa más alta desde que el presidente Felipe Calderón emprendió la guerra contra el narcotráfico. 8 No sólo hay más delitos del crimen organizado, han repuntado los feminicidios, los robos en la calle y en el transporte público y cada vez con mayor violencia. Hay más armas en el país derivado del tráfico proveniente de Estados Unidos. Mientras que en 1997, 15% de los homicidios se cometieron con armas de fuego, en 2017 se incrementó a 66%”, de acuerdo con el informe Center for American Progress (CAP).9

  1. Malestar social

La inconformidad social con el actual régimen es baja (No)

El ánimo de la ciudadanía hacia el gobierno es negativo por la situación que vive el país, a tal grado que incluso el presidente Peña Nieto tuvo que reconocer públicamente que existe un “mal humor social”. Tras la inseguridad, la corrupción es la segunda fuente de malestar social, seguido del desempleo, la pobreza y el mal desempeño del gobierno, de acuerdo con mediciones del INEGI.

En la encuesta del Módulo de Bienestar Autorreportado de 2018, las personas califican su satisfacción con el país en 6.1 en una escala del 1 al 10, mientras que la seguridad tiene una calificación reprobatoria de 4.8.10

  1. Escándalos políticos

Los escándalos políticos tienen poca afectación en la imagen del gobierno (No)

La historia juzgará al presidente, pero la corrupción exacerbada ya se considera el sello de este sexenio. El principio de la cascada de los escándalos ocurrió en 2014 cuando la periodista Carmen Aristegui reveló que la primera dama, Angélica Rivera Hurtado, compró una casa por un valor de 7 millones de dólares con la empresa del Grupo Higa, contratista del gobierno. El caso se conoció como la Casa Blanca del presidente. por lo cual Peña Nieto tuvo que pedir perdón en un acto público.11

Por otro lado, los gobernadores priistas se dieron un festín con los recursos del erario, aunque también se registraron casos en los otros partidos. Siete exmandatarios (6 priistas y uno del PAN) están en la cárcel por delitos que incluyen desvíos de recursos, peculado e incluso nexos con el crimen organizado. En 2017 fueron detenidos cuatro ex gobernadores priistas que se encontraban prófugos: Javier Duarte de Veracruz, Tomás Yarrington de Tamaulipas, Roberto Borge, de Quintana Roo y Eugenio Hernández Flores, de Tamaulipas. Existen 11 órdenes de aprehensión en contra del exgobernador de Chihuahua, César Horacio Duarte Jáquez, quien se encuentra prófugo.12

Otro escándalo es la llamada “estafa maestra” una investigación periodística que reveló cómo entre 2013 y 2014 al menos 11 dependencias del gobierno habrían desviado dinero público a través de 186 empresas a las que se otorgaron contratos irregulares en los que también se utilizaron a universidades públicas. Los escándalos de corrupción sepultaron la imagen del presidente.

  1. Competidores

El grado de competencia entre los candidatos contendientes presenta un escenario de contienda cerrada (No)

Como se mencionó líneas arriba, la distancia que separa a Lopez Obrador de Ricardo Anaya en las intenciones de voto es de 15 puntos porcentuales, según el promedio de todas las encuestas obtenido por el sitio Oraculus. De hecho, las intenciones de voto para AMLO promedian 44% en el agregado de encuestas, nunca antes en las dos elecciones presidenciales previas (2006 y 2012) el tabasqueño había tenido tan holgada ventaja.

A 30 días de las elección y aunque López Obrador experimentara un caída en las preferencias, la brecha podría reducirse a 5% puntos entre el primero y segundo lugar, en el escenario más óptimo. Anaya no ha logrado capitalizar para su causa el voto anti-AMLO y tampoco se aprecia que pueda motivar un voto útil. Incluso es más probable que algunos votantes simpatizantes del PRI puedan cambiar su voto hacia a AMLO antes que irse con Anaya. Además, Meade se mantiene en su cuota de votos y quizá repunte unos puntos para acercarse al segundo lugar. El candidato Jaime Rodríguez Calderón con su 3% en intenciones de voto atomiza aún más.

Los indecisos podrían ser un factor que cambie las preferencias, pero estos electores no son un ente homogéneo y podrían definir su voto por cualquiera de los candidatos e incluso ser abstencionistas.

La atención en las campañas comenzará a decaer tras el tercer debate presidencial que se realiza el 12 de junio, ya que tres días después inicia el Campeonato Mundial de Futbol. En todos los casos, el escenario beneficia a López Obrador.

  1. Carisma del candidato

El candidato opositor goza de popularidad entre el electorado (Sí)

El diccionario de la Lengua Española define carisma como la especial capacidad de algunas personas para atraer o fascinar.

En Ciencia Política, Max Weber puso las bases para el concepto del carisma del líder político: quien posee cualidades extraordinarias que generan una adhesión hacia su figura y se convierte en la guía de sus seguidores. A decir de la investigadora Blanca Deusdad, “un líder político carismático debe poseer un conjunto de atributos que la sociedad a la que representa considere excelentes, extraordinarios y suficientemente aptos como para hacerse cargo de las decisiones que afectan los intereses de los miembros de la comunidad. Cuando esto sucede, las poblaciones depositan su confianza en el líder y obedecen sus mandatos”.13

López Obrador es un político que se ha erigido como líder de un movimiento que promete cambiar al sistema. Sin embargo, del mismo modo que tiene seguidores, también suma un gran número de detractores, principalmente en las clases alta y media, los sectores más favorecidos de la sociedad, quienes le acusan de populista, demagogo, autoritario, mesiánico, violento, radical, por mencionar algunos de los calificativos más recurrentes. Incluso los detractores de López Obrador utilizan argumentos clasistas. Esto genera mayor polarización por el enraizado clasismo que existe en México. A decir del investigador Hernán Gómez Barrera, del Instituto Mora existe una Pejefobia que es un sentimiento «irracional de exaltado desprecio, antes que una postura política razonada” y se refieren a cuestiones como que López Obrador es inculto y habla mal; se burlan de su acento sureño o de que sea alguien que no estudió en universidades extranjeras».14 A los seguidores de AMLO se les califica (o descalifica) con los motes de Pejezombies o Chairos, una forma de condenar las actitudes acríticas y sectarias. El candidato es una figura que genera apasionamientos encontrados: se le ama o se le odia.

Tras dos intentos para llegar a la Presidencia, el estilo de AMLO genera adhesiones entre las clases populares y también ha sumado a sectores clasemedieros que antes no simpatizaban con él. Es el candidato que más cobertura mediática recibe y también el que más valoraciones negativas acumula. Sin embargo, los negativos de AMLO no son mayores a los que tiene Peña Nieto, y ahí es donde radica su ventaja.

  1. Promesa de cambio

El candidato opositor es percibido como la oportunidad para cambiar al régimen (Sí)

El hecho de que sus opositores lo asocien con Venezuela, con las ideas de Hugo Chávez, es una muestra de cómo el candidato López Obrador es percibido como un personaje que cambiará al régimen.

Las estrategias de Anaya y Meade han coincidido en los ataques hacia López Obrador para generar en los electores la idea de que su llegada al poder sería un retroceso para México, sin embargo, estos discursos anti-AMLO se han mantenido por 12 años (en las campañas de 2006 y 2012) y parece que han perdido su efecto. En otras palabras, López Obrador se ha convertido en un candidato teflón, los ataques se le resbalan o ya no tienen el mismo efecto. Dado el descontento social, es el personaje que canaliza el enojo con el actual régimen.

Le promesa de dar marcha atrás con las reformas del presidente Peña Nieto, acabar con lo que llama “la mafia del poder” y terminar con la corrupción son sus principales ofertas de cambio.

  1. Presencia en redes sociales

El candidato opositor lidera las menciones en las redes sociales (Sí)

Nadie duda de la influencia que ejercen las redes sociales en los procesos electorales como espacios para las sociabilización de la información, de ahí la importancia estratégica para los candidatos de posicionarse en las menciones del mundo digital. En este terreno, López Obrador también lleva la delantera sobre sus contendientes. En Facebook AMLO suma 3. 2 millones de seguidores, esto es casi del doble de los que tiene Anaya, según datos del 25 de mayo recabados por el Observatorio Electoral 2.0 de la UNAM.

En Twitter AMLO es por mucho el candidato con el mayor número de seguidores con 4 millones, mientras que Meade ocupa el segundo lugar con 1.3 millones.

En Youtube AMLO también es el primero con 185 mil suscriptores y muy por detrás se encuentra Anaya con cerca de 40 mil.

En términos generales López Obrador es el candidato que lidera en las menciones en redes sociales tanto en valoraciones positivas como negativas.

  1. Capacidad para establecer agenda temática en los medios

El candidato opositor suele marcar los temas de campaña que se reportan en los medios de comunicación (Sí)

Lopez Obrador es el personaje omnipresente en la agenda de los medios de comunicación en la medida en que los demás candidatos presentan sus propuestas de campaña en contraste con las del tabasqueño. Daría la impresión de que AMLO es quien ya está en el poder.

Además, sus propuestas de cancelar el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México y la reforma educativa generaron una avalancha de reacciones de parte del sector empresarial, marcando el debate de las campañas. Los temas de AMLO se han posicionado como los temas de la elección presidencial.

En un intento por influir en la agenda noticiosa, Ricardo Anaya estableció conferencias mañaneras a las 07:00 hrs, un acto que fue identificado como una copia de las conferencias que ofrecía AMLO cuando fue jefe de gobierno. Esta estrategia no funcionó porque los posicionamientos en sus conferencias no lograron posicionarse como temas de agenda en los medios. Tras el segundo debate, Anaya concluyó con este esquema de comunicación electoral dada su poca efectividad.

  1. Imprevisibles

Se ha suscitado un evento sorpresivo que afecte al candidato opositor (No)

Por imprevisibles se refiere a aquellos acontecimientos que ocurren de forma repentina sin que nadie pueda anticiparlos. Y estos sucesos pueden ser de tal magnitud que incluso son susceptibles de revertir las tendencias. Podría ocurrir un desastre natural, una guerra, un accidente, un asesinato o un altercado que sea lo suficientemente impactante para que el electorado reconsidere su voto.

Un ejemplo emblemático ocurrió en España, en 2004 cuando el Partido Popular estaba perfilado para ganar, pero a tres días de las elecciones ocurrió un ataque terrorista en Madrid. El entonces presidente José María Aznar se apresuró a responsabilizar a ETA, cuando se comprobó que había sido Al Qaeda en represalia por el apoyo de España a la invasión de Iraq. El mal manejo de la crisis por parte del gobierno provocó un voto de castigo que favoreció a José Luis Rodríguez Zapatero del PSOE. En México la única ocasión en que hasta el momento se ha registrado un evento de tal magnitud fue el asesinato de Luis Donaldo Colosio, que motivó el llamado voto del miedo a favor del PRI dando el triunfo a Ernesto Zedillo. Los imprevisibles escapan a todas las predicciones.

A modo de conclusión

Como se deriva la lectura de los 11 Criterios para proyectar al próximo presidente, Andrés Manuel López Obrador ganaría las elecciones por una combinación de sus propios atributos como líder político, como por el enorme descontento que existe con el actual régimen y en general con la clase política que ha gobernado México (que incluye al PRI y al PAN) y que no ha logrado canalizar el enojo social. Aunque sus opositores advierten que su llegada a la presidencia sería un retroceso, con ideas viejas que no corresponden al momento actual, lo cierto es que el candidato goza del beneficio de la duda y en el colectivo gira la idea de darle la oportunidad de gobernar, tras dos intentos fallidos.

12 Hay 23 ex gobernadores bajo la mira por presunta corrupción Alcaldes de México, 23 de febrero 2018

13 El concepto de liderazgo político carismático: Populismo e identidades Blanca Deusdad, Revista de Ciencias Humanas y Sociales v.19 n.41 Maracaibo ago. 2003

2 Comentarios

  1. Amigo. Pocos artículos ven desde una perspectiva neutra el clima político que estamos atravesando en estos momentos dejando ver más allá del personaje (AMLO) el cúmulo de errores del actual gobierno que ayudan a la oposición a una posibilidad de victoria.
    Excelente trabajo!!

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